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Mujer tratando de aprender idiomas mediante la lectura de manuales y libros de texto, se desespera al no conseguirlo

El mayor problema al aprender un idioma (y cómo solucionarlo)

Dic 12, 2024

Aprender un idioma nuevo es algo que la gran mayoría ha intentado alguna vez. Pero desgraciadamente, son muchos los casos de gente que tras un tiempo intentándolo acaba tirando la toalla. Frases como: “Llevo toda la vida estudiando inglés y soy incapaz de hablarlo” o “No consigo aprender alemán por mucho que lo intente” son repetidas hasta la saciedad.

Entonces, ¿cuál es el problema? Si no se trata de falta de esfuerzo por nuestra parte, ¿por qué no conseguimos aprender el idioma?

¿Qué es lo que estamos haciendo mal?

Pues lo cierto es que NADA. No hay nada que estemos haciendo mal. De hecho, se trata más bien de algo que NO hacemos. Me refiero a que antes de ponernos manos a la obra con el idioma que sea, deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que quiero aprender exactamente?

“Aprender un idioma” es una frase que tiene muchos posibles significados, dependiendo de quién la diga. “Necesito aprender inglés” para un adolescente puede querer decir “necesito sacarme el título de First”. Una persona adulta quizá quiere aprender inglés con el único propósito de ser capaz de manejarse en el idioma cuando se va de viaje; o quizá necesite dar una conferencia delante de potenciales clientes extranjeros; o puede que, simplemente, quiera poder leer novelas o ver películas en su versión original.

La lista es interminable. Precisamente por eso, ser capaz de identificar qué es lo que cada uno quiere conseguir va a marcar un antes y un después a la hora de aprender una lengua extranjera y nos va a evitar muchos problemas para aprender el idioma en cuestión.

Cómo alcanzar nuestro objetivo una vez lo tenemos claro (y no fracasar en el intento)

De poco sirve marcarnos un objetivo con un idioma si luego no sabemos qué hacer para alcanzarlo.

Por ejemplo. Quiero aprender suficiente francés como para comunicarme con los locales en mi próximo viaje a París, pero ¿cómo llego a eso? ¿Qué tengo que estudiar para obtener ese nivel de confort con el idioma? ¿Cuánto dedico al estudio y cuánto a la práctica? ¿Utilizo libros de texto? ¿Cuáles? ¿Apps? ¿O me apunto a una academia? Mejor contrato los servicios de un profesor particular. Pero, ¿dónde lo busco?

¿Y si me olvido de todo ello, me compro una guía en francés con las frases más usadas por los viajeros y tiro millas?

Al final me decanto por la última opción por ser la más cómoda. Total, acabo en París incapaz de decir una palabra en francés y acarreando medio kilo extra de peso que no me atrevo a tirar a la basura por si acaso en algún momento le encuentro la utilidad.

Pongo otro caso radicalmente distinto, el caso de María.

María acaba de graduarse de la universidad y necesita sacarse el título de First para enviar el currículum a la empresa donde le gustaría entrar a trabajar. Al igual que sus compañeros de universidad, María ha estudiado inglés en el colegio toda la vida y el verano pasado estuvo un mes trabajando en un pub en Dublín donde consiguió por fin soltarse a hablar. Incluso tuvo la suerte de echarse un novio irlandés de quien aprendió un montón. Con semejante bagaje, sería lógico pensar que María podría aprobar el examen de First sin necesidad de preparar el examen, ¿no? Pues María es la primera sorprendida cuando no solo no logra alcanzar la puntuación necesaria para conseguir el título, sino que al hacer el examen comienza a dudar por primera de sus habilidades con el inglés. Y todo por no haberse preparado. Todo por no haberse centrado en alcanzar su objetivo. 

Igual que es cierto que alguien que se maneja con soltura hablando en un idioma puede no estar preparada para sacarse según qué título, también puede suceder que una persona que lleva “toda la vida estudiando” un idioma en la escuela y sacando buenas notas, a la hora de poner esos conocimientos en práctica sea incapaz o le resulte muy complicado.

Por otro lado, hay metas más específicas que otras y, por tanto, resulta más fácil saber qué necesitamos para conseguirlas. En el caso de que te resulte difícil identificar qué es lo tú necesitas, puedo echarte una mano. Juntos podemos trazar un plan de acción con objetivos claros y una hoja de ruta que te ayude a alcanzarlos.

Volviendo a los ejemplos de antes, aquí van unas ideas.

Si nuestra meta es sacarnos un título, quizá deberíamos invertir en un buen libro de texto destinado a preparar dicho examen y contratar varias sesiones con un tutor especializado en la preparación de certificaciones.

En el caso de que lo que busquemos sea poder comunicarnos con los locales durante un viaje, lo suyo sería identificar primero cuál es el lenguaje que necesitaremos durante el viaje y olvidarnos de lo demás. Cosas como saber preguntar por direcciones, precios, o hacer una reserva en un restaurante me van a ser mucho más útiles de viaje que saber cómo enfrentarme a una entrevista de trabajo en francés, contar de qué va mi libro favorito, o hablar de la importancia del reciclaje para el futuro del planeta.

En resumen, antes de ponerse manos a la obra con el idioma que sea es fundamental marcarnos unos objetivos claros: qué queremos conseguir y en cuánto tiempo. Una vez hecho esto, podremos empezar a trazar el plan que nos ayude a alcanzar nuestra meta de la manera más eficaz y rápida posible. También es recomendable buscarse un buen profesor o tutor con el que practicar el idioma e ir poniendo en práctica lo que uno va aprendiendo.

Cualquiera que siga estos consejos puede tener éxito y evitarse algunos de estos problemas para aprender idiomas. Solo hace falta algo de paciencia, perseverancia y estar motivado para conquistar el idioma que uno quiera.

Ánimo y como se suele decir: Happy learning!

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